IDENTIDAD COLECTIVA
Somos un espacio abierto sin jerarquías ni roles fijos; un grupo de artistas vinculados a las artes escénicas de la Ciudad de Buenos Aires, articulados a través de dos espacios de activismo cultural, FDA (foro danza en acción) y TIM (Teatro Independiente Monotributista). Nos nucleamos a comienzos del 2015 para realizar una serie de acciones que intentaban visibilizar zonas oscuras de la política y de la producción cultural. Durante todo ese año nuestras intervenciones apuntaron a un cuestionamiento de la política cultural de la Ciudad de Buenos Aires, sobre todo del Complejo Teatral de Buenos Aires, que incluye siete de los teatros públicos más importantes del país. Durante la última década estos teatros sufrieron un vaciamiento presupuestario, político e institucional en contrapeso con la intensa actividad de la producción de los teatros independientes. Este contraste nos interpeló y nos vimos en la necesidad de intervenir más activamente en la política cultural estatal.
A fines del 2015, Mauricio Macri, ex-jefe de gobierno de la Ciudad de Buenos Aires entre el 2007 y el 2015, y responsable de muchas de las políticas culturales que veníamos cuestionando, se convierte en el presidente de Argentina. Con un gobierno declaradamente neoliberal en el país y, nuevamente, en la Ciudad, la agenda de resistencia al vaciamiento estatal se volvió urgente. Desde los primeros meses de gobierno fueron vulnerados nuestros derechos culturales y civiles, amparándose en un discurso que apunta a la eficacia del Estado y la reducción del gasto público, con un estado de carácter fuertemente policial y punitivo.
En este contexto nos preguntamos cómo seguir. ¿Tenía sentido seguir siendo los auditores sociales del Estado, aquellos que observan y señalan las faltas de una política cultural que nos resultaba completamente ajena, con la que no encontrábamos aperturas para habilitar un diálogo? ¿No sería mejor, en ese contexto, usar el tiempo para imaginar nuevas formas de vida y de producción cultural, para contaminar la política con aquello que a priori creemos que no es la política, es decir nuestras prácticas artísticas?
ORGANIZACIÓN DEL CONGRESO
Entonces, decidimos hacer un Congreso Transversal, que articulara y cruzara lo que no entra en la cuenta de la política tradicional, la academia y las instituciones del arte. Generarnos un espacio de pensamiento y acción que nos posibilitara armar nuestra propia «agenda» o temporalidad política, sin correr detrás de los problemas de la coyuntura, generando así modos propios de resistencia inventiva desde nuestra cotidianeidad amenazada. La necesidad y el deseo fueron el de alimentar y generar un espacio-tiempo de sensibilidad, complicidad e imaginación política, donde activar otras maneras de percibir, pensar y experimentar las propias prácticas políticas y de creación artística.
Trabajamos casi un año en el armado, en reuniones semanales abiertas y en comisiones que se fueron armando de acuerdo a las necesidades que iban apareciendo.
Surgieron un grupo de estudio para leer y discutir a los pensadores que nos proponíamos entrevistar, una comisión de curaduría colectiva, otra de comunicación, otra de producción, etc. No teníamos un mapa creativo antes de empezar, ni objetivos ideológicos a priori, pero comprendimos de inmediato la importancia de la experiencia de «poner el cuerpo» en cada encuentro; de ir tomando las decisiones en presencia, quienes allí estábamos. La importancia, en definitiva, de la potencia de encontrarnos y reunirnos.
Así la actividad de armado del congreso empezó a parecerse más a un proceso artístico, creativo y grupal de esos que conocemos desde nuestras prácticas artísticas.
Las artes escénicas en la Ciudad de Buenos Aires tienen una larga tradición independiente y autogestiva en la que, de un modo u otro, muchos de nosotros nos inscribimos. Reunirnos, pensar y crear con otros sin saber muy bien a dónde estamos yendo es parte de nuestra práctica y situación cotidiana. Pasar esta forma de actuar y relacionarse a una actividad vinculada a la política fue un proceso orgánico y lógico para nosotros.
Apareció, entonces, una práctica colaborativa de ejercicio del poder que nos permitió pensar haciendo colectivamente, sin definiciones previas, en el intento de dejar de lado prejuicios y dogmas ideológicos. Habitamos nuestros sucesivos encuentros como un espacio de subjetivación, de crítica y estudio de lo que nos gobierna.
Y en el hacer fuimos encontrando una dinámica propia de trabajo.
CURADURÍA COLECTIVA
Empezamos a invitar a nuestras reuniones a colectivos con los que nos interesaba dialogar, muchos de ellos provenientes de las artes visuales pero también de otras áreas con las que solemos tener menos contacto como la comunicación, las ciencias sociales, la filosofía, los activismos culturales o la producción cultural de la noche. Fuimos entendiendo en esos encuentros que el congreso no debía tener aquello que se entiende habitualmente como conferencias o ponencias.
Resolvimos un formato base de «talleres», esto es, espacios de trabajo y pensamiento colectivos. Espacios de práctica y acción, donde no hay unos que hablan y otros que escuchan. La forma que finalmente asumieron los talleres fue el efecto del diálogo con los talleristas invitados. A partir de ejes de investigación situada generamos un intercambio que potenciara ese pensamiento y creamos a su vez redes afectivas transindividuales.
El congreso transcurrió durante cuatro días, entre el 20 y 23 de octubre.
Hubo instalaciones, talleres, video-conferencias, conferencias performáticas, sesiones de prácticas de movimiento colectivo, performance de calle, caminatas temáticas, manifestaciones callejeras.
Cada día tuvo un eje temático sobre el cual giraron estas actividades. El primero, funcionó como una presentación abierta del colectivo organizador, a través de la lectura de nuestros manifiestos y de la exposición de muchos de los materiales escritos que intercambiamos durante la organización del congreso. El segundo, centrado en la desobediencia cultural, giró en torno a la pregunta ¿Cómo la inteligencia colectiva se organiza en la acción? El tercer día estuvo orientado a indagar e inventar futuros posibles, a pensar otra relación con la realidad capitalista y otra sensibilidad hacia lo común. Y el cuarto y último día, intentó ensayar y crear nuevas formas colectivas de componer y habitar el espacio público.
Talleres
Los temas de los talleres que se elaboraron con cada colectivo e invitad*s fueron de lo más variados y singulares: Situarse: potencialidades y tensiones de un pensar/hacer/mover situado, coordinado por Marie Bardet ; Primero hay que saber rajar: un escritura del agite, a cargo del Colectivo Juguetes Perdidos ; La hazaña colectiva: políticas del goce de la actividad nocturna en la Ciudad de Buenos Aires, por Hiedrah Club de Baile; Contra la crítica, guiado por el Colectivo MU La Vaca; Y nos dicen que llueve: intervención del espacio público expandido, orientado por el Colectivo P.A.P.O; Xpropiaciones: colectivización de estrategias existenciales cerca y lejos del Estado, coordinado por Escena Política; Genealogías de una subversión utópica: historia y política en el arte argentino, a cargo de Juan Ignacio Vallejo; Entrismo ejercicios escuela, coordinado por el Colectivo Proyecto Secundario Liliana Maresca; Kurdistán: la revolución silenciada. Proyección del documental «Nû Jîn -Yeni yaşam», con charla debate a cargo de Delil Delali; Donde termina tu cuerpo empieza el mundo, guiado por el Colectivo Centro Rural de Arte; Tensiones del discurso histórico. Proyección de la película «El movimiento», con la participación de Benjamin Naishtat; El Caso Lopérfido: El Pez por la boca muere o cómo hacer saltar un ministro con palabras, en formato de conferencia performática coordinada por el Colectivo Trabajadores de la Cultura; La mesa de arena, del Colectivo La Dársena.
Durante el segundo y el tercer día se realizaron seis talleres en simultáneo en una misma sede. Al finalizarlos se realizaba una puesta en común de lo ocurrido en cada espacio de trabajo. A partir de una pregunta tensora por día, nos convocábamos en un estado asambleario, con reglas de participación muy heterogéneas para hacer aparecer la voz y el cuerpo. Se delimitaba un rectángulo performativo vacío, al modo del battle del hip hop y el parkur, o el ring side del box, donde cada quien podía cruzarse con prácticas de movimiento e intervenciones verbales.
Las reglas eran susceptibles de modificarse en el transcurso de la puesta y eso permitió que cada día albergara de formas muy diferentes las energías y las tensiones que se habían generado en los distintos talleres.
Video-conferencias
El segundo y el tercer día del Congreso se iniciaron cada uno con una video conferencia, que fueron una especie de conversaciones íntimas y públicas a la vez con dos pensadores, amigos políticos de nuestro colectivo e intelectuales marginales de la academia europea: Franco Berardi Bifo (Italia) y Amador Fernández-Savater (España). ¿Qué puede el arte?, fue el título de la conversación con Bifo; y ¿Cómo se compone lo común?, el de la conversación con Amador. El intercambio con ellos fue a partir de sus configuraciones conceptuales, en una tentativa de pensar las situaciones de nuestra comunidad sensible y los posibles desplazamientos de nuestra práctica para componer poder social.
La salida a la calle
La experiencia de intervenir el espacio público asumió durante esos días distintos formatos: performances, caminatas sonora y peripatética, prácticas de movimiento, fiesta, caravana. La «salida a la calle» fue un modo de generar resistencia haciéndonos presentes, siendo cuerpos visibles, desobedientes. La intervención de los cuerpos en la geografía urbana nos habilitó la creación de nuevos territorios, constituyéndonos como fuerza creativa amorfa, múltiple, heterogénea, que trama otros posibles, que visibiliza conflictos, que resignifica espacios y ritmos, y que inventa futuro frente a la incertidumbre.
El Diálogo peripatético, coordinado por Hernan Borisonik, consistió en un modo de reflexionar en movimiento, un pensar caminando, al estilo aristotélico.
Mientras se avanzaba por algunas callecitas del centro porteño, se habló sobre lo privado y lo común, sobre la técnica, la producción y el dinero como representación de las cosas; sobre la política y lo público. La caminata terminó al borde del agua, en una contemplación silenciosa de la Ciudad.
En la acción Abogados Manteros coordinada por Escena Política, una decena de abogados tendieron mantas en el microcentro porteño y atendieron por un precio simbólico consultas jurídicas de los transeúntes. Finalizando un año donde la ciudad se «limpió» de vendedores ambulantes esta acción buscó visibilizar la persecución policial y estatal a la que son sometidos quienes viven de/la/en la calle, al tiempo que evidenció el carácter de «territorio en disputa» del espacio público. (Manteros se llama en Buenos Aires a los vendedores ambulantes que ocupan una porción de la vereda u otro espacio público, con una «manta» sobre la que ubican los productos que venden. Durante los últimos años, y especialmente durante el 2016, el gobierno de la ciudad de Buenos Aires los fue sacando violentamente de las calles y prácticamente desaparecieron del paisaje urbano)
La Caminata Sonora, guiada por la compositora y performer Guillermina Etkin, fue una singular experiencia colectiva de escucha. Transitar produciendo sonido y escuchando, como una posibilidad de percibir de otro modo, activa y singularmente, el ritmo ensordecedor de Buenos Aires, sus múltiples capas, sus sentidos.
La Práctica de movimiento abierta y colectiva para cuerpos deseantes, coordinada por la artista del movimiento uruguaya Federica Folco, comenzó en el subsuelo de la sede al finalizar la puesta en común del tercer día del congreso.
Luego de varias horas de pensar y discutir todos los participantes cerramos los ojos e iniciamos una actividad de contacto físico que luego se derramó hacia la calle. Esta ocupación del espacio público constituyó una verdadera zona de tráfico de afectos, un entramado de vínculos, hipersensibles y erotizados.
Durante el último día del Congreso artistas, colectivos y participantes nos reunimos en un gran salón del Centro Cultural Torcuato Tasso y dimos cuerpo al Comité Cósmico de Crisis. Por más de tres horas compartieron el espacio cuatro talleres funcionando en simultáneo. Probamos, debatimos, ensayamos formas de mover y de hacer visibles y audibles los cuerpos. El artista Osías Yanov, coordinó el Taller Corte de Ruta y Pasarela, para inventar técnicas personales de trasformismo deambulante y desplegarse en el tiempo-espacio de la caminata-caravana.
La artista visual y activista, Mariela Scafati, coordinó el Taller de Cartelismo, memoria activa de lo compartido durante las jornadas previas del Congreso, traducido en consignas de cartel. La confección de los carteles, con sus frases, sus formas, sus colores, sus materiales, fue también el catalizador de un pensar haciendo en torno al desplazamiento de nuestras palabras, voces y cuerpos en el espacio público.
Canciones del Presente para la marcha del futuro, taller coordinado por Luci Cavallero y Guillermina Etkin, hizo de las resonancias del trabajo desarrollado en el congreso, letras y melodías de canciones para la manifestación. El Colectivo Foro Danza en Acción, articuló un taller en torno a la generación de prácticas de transferencia y contagio de movimiento, pensando el cuerpo en manifestación.
En esos haceres compartidos en taller, nos constituimos en cuerpo colectivo potente y sensible para salir a las calles. Recorrimos el Barrio de la Boca, uno de los más pobres de la ciudad, en dirección a Puerto Madero, focus del poder económico y símbolo de riqueza y snobismo. Fuimos en caravana con nuestras canciones, nuestros pasos de baile, nuestros «disfraces» y nuestros carteles, conmovidos por el reciente Paro General de Mujeres, del colectivo Ni Una Menos, marchamos con la consigna principal Sindicato social / Asamblea Bailable. Avanzamos inventando nuestros modos de ser multitud visible y desobediente en las calles.
Llegamos a Puerto Madero y bailamos nuestros pasos de resistencia en terreno privatizado y blanqueado. Contra el silencio del poder, alzamos la voz y fundamos en ese acto, aunque de modo precario y transitorio, otra posibilidad de ordenamiento territorial.
La fiesta de cierre del Congreso, coordinada por Hyedra Club de Baile, se desplegó desde la sede de MU, Centro Cultural que sostiene una cooperativa de periodismo autogestionado, hacia la calle, a unos metros de la plaza del Congreso de la Nación. Esta celebración fue pura potencia: una práctica de desterritorialización y reterritorialización colectiva en movimiento. Allí confluimos personas provenientes de universos y composiciones sociales distintas, con experiencias vitales diversas: artistas, activistas sociales, personas en situación de calle, intelectuales, estudiantes, migrantes, personas travas y trans, etc. Y allí situados nos reconocimos en lo común. Un encuentro que en su estar-siendo y por el tiempo que duró, logró fisurar el dominio espacial del capital; reconfigurar el espacio como escenario de creatividad. La calle, esa zona de combate abierto en donde pueden aparecer nuevas formas de lo social y lo político fue, por unas horas, nuestra.
EL PORVENIR. LOS DEVENIRES
Durante los cuatro días del Congreso, primó un estado de cuidado, comunión y amistad. Escena Política alojó, como una especie de plataforma multiforme, formas diversas de intervención, de asociación, de pensamiento y acción.
Resta un tejido de redes a ampliar, multiplicar, diseminar y fortificar, y la sospecha de que este modo de inventar «comunidades de sentimiento», de animar la imaginación política, de rehabilitar los afectos es, en tanto gesto de insubordinación, nuestra poderosa arma política.
¿Cómo hacer de esta experiencia memoria útil e inspiradora y no cristalización de procedimientos, de formas y acciones?
¿Cómo seguir trabajando para que nuestros afectos, nuestros deseos, nuestro tiempo no sean capturados por las promesas capitalistas?
¿Cómo defender lo común y su potencia de la máquina trituradora y engullidora neoliberal?
Desafíos y preguntas desde nuestro presente para pensar haciendo.
Afiche y programa (dorso). Diseño: Julián Balangero y Melina Meynet